11.6.10

The Pretty Things - S.F. Sorrow (1968)

Para el cabrón que escribe este texto, la experiencia de escuchar un disco es equiparable a la de leer un libro. Un disco convencional, es decir, uno en el que no hay una intención manifiesta de unidad, es un libro de cuentos. Mientras que un álbum concepto -cuya diferencia con los convencionales radica en la unidad narrativa que entrañan tanto las letras como la música-, me resulta como leer una novela.

S.F. Sorrow es uno de los primeros álbumes concepto en la historia del rock. Es, precisamente, debido a que cumple estas características -ser un álbum concepto de rock-, que se le denomina rock ópera. Sebastian F. Sorrow, mejor conocido como S.F. Sorrow, es el personaje principal de la narración musical que la banda británica The Pretty Things armó para su cuarto álbum en 1968. Los inicios de esta banda se remontan a los rockanroleros albores de la década de los sesenta. Cuando Dick Taylor, junto con otros dos extravagantes músicos llamados Mick Jagger y Keith Richards, forman la banda Little Boy Blue and the Blues Boys. Tiempo después, Taylor abandona la banda para formar The Pretty Things y los otros dos personajes forman The Rolling Stones.

Con S.F. Sorrow, The Pretty Things se unen a la legión británica de excelentes álbumes concepto y rock óperas. La lista es larga, pero sólo por mencionar algunos: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles (a pesar de que Lennon y McCartney siempre se deslindaron del término “concepto”); Tommy de The Who (aparecido un año después que S.F. Sorrow y evidentemente influenciado por el mismo, aunque Pete Townshend no quiera aceptarlo); The Wall de Pink Floyd (impecable drama de la postguerra, por todos conocido y editado en 1979); y Arthur or the Decline and Fall of the British Empire de The Kinks (una verdadera chingonería que nos introduce en el drama de Arthur Morgan en un suburbio londinense de 1969). Pareciera que el pasado épico y ciertamente legionario de la Gran Bretaña se extendiera con toda su fuerza a los terrenos musicales empujando a sus creadores a concebir historias legendarias, con héroes que generalmente sufren los estragos de su contemporaneidad. ¿Será entonces, que los británicos desde siempre han cultivado de manera natural esa imperiosa necesidad del drama? Para mayor información, léase a Shakespeare.

S.F. Sorrow, como todo buen álbum concepto, desde su inicio va creciendo narrativamente. Su ritmo es avasallante, su evolución, asombrosa. Para el track 4, Private Sorrow, uno ya está completamente absorto con la historia y su musicalidad. El relato nos va llevando por diferentes etapas en la vida del personaje, desde su nacimiento (S.F. Sorrow Is Born, track 1), hasta su muerte (Death, track 6), de la felicidad a la miseria. Si todo el álbum lleva en general una cadencia psicodélica galopante, el track 5, Balloon Burning es, en particular, un himno de la psicodelia: plagado de efectos sonoros, juegos estereofónicos, constantes variaciones vocales, además de arreglos punzantes y repetitivos que, al tiempo que acentúan la pachequez, establecen la profundiad de la intención. Luego viene la muerte. El track 6, Death, conduce a quien escucha hacia una atmósfera funeraria entre cantos gregorianos y escalas orientales.  

S.F. Sorrow nació como un hijo bastardo de EMI. La promoción por parte de la disquera fue desinteresada. The Pretty Things fue una banda eclipsada por los gigantes de aquel entonces. El álbum fue lanzado a la guerra en una de las quincenas de mayor trascendencia en la historia del rock. El dato, por  inverosímil que parezca, es verdadero: entre el 22 de noviembre y el 10 de diciembre de 1968 aparecieron junto a S.F. Sorrow, The White Album de The Beatles, Beggars Banquet de The Rolling Stones y Village Green Preservation Society de The Kinks. Aquí, S.F. Sorrow, perdió la guerra, al menos la comercial.

Lo que más me gusta de escribir un blog es la libertad que tengo para embriagarme de subjetividad. Y ahora, ya bien borracho, puedo afirmar que de los discos mencionados arriba, S.F. Sorrow es el que más me gusta. Junto con The Wall de Pink Floyd y Scenes From a Memory de Dream Theater, S.F. Sorrow es mi álbum concepto predilecto, mi novela favorita.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

este disco es excelente, no entiendo como casi nadie lo conoce porque es el mejor disco conceptual de la historia del rock. Ah! otra cosa este disco esta años luz por encima de Tommy el cual para mí no le hace ni sombra.