6.3.10

Chava Flores - Antología (1951-1987)

”En México estamos divididos en ricos y pobres, y los pobres en miserables y muertos de hambre, y yo pertenezco a estos dos, por esa razón conozco y puedo interpretar la fiesta de la barriada. Mi canción es para los pobres porque yo soy pobre. No puedo hablar de los ricos porque no sé ni cómo son, pero sí le puedo asegurar: no son tan felices como nosotros que entregamos más, somos más comunicativos, damos más amistad, ya que no tenemos otra cosa que dar. El pobre da siempre más de lo que tiene”.
Chava Flores (1976)

Los juglares son artistas del entretenimiento con aptitudes para tocar instrumentos, cantar y contar historias. En tiempos pasados, el cometido del juglar era divertir e, incluso, sanar al doliente -o al aburrido- inyectándole alegría mediante sus dotes artísticas.


Salvador Flores Rivera, "Chava Flores", nació el 14 de enero de 1920, en la ciudad de México, en la calle Soledad, en el conocido barrio de La Merced. Según dicen por ahí, creció en  Peralvillo, la Guerrero, la Doctores, la San Rafael, la Roma, Tacuba y Santa María la Ribera.  En su última estancia en el Distrito Federal vivió en Azcapotzalco, en la Unidad Cuitláhuac, donde estuvo hasta 1986, año en que se mudó a Morelia, Michoacán.


La canción que abrió la puerta a Chava Flores fue Dos horas de balazos, la cual está inspirada en héroes del oeste norteamericano: Tom Mix, Buck Jones, Bill Boyd y Tim McCoy, a los que Chava menciona en un coro comiquísimo a lo largo de la canción.


Su vida artística transcurrió entre carpas, cabarets y estudios cinematográficos. La música de Chava Flores proyecta lo que ve y siente el mexicano promedio de las grandes ciudades: vida en vecindad y multifamiliares, fiestas tradicionales, crítica de las costumbres provincianas, su actitud hacia el trabajo y la sociedad, ineficiencia en los servicios públicos y los encantos y desencantos del personaje común y corriente que es soñador y apasionado.


El juglar no sólo canta, el juglar, como mencioné en un inicio, entretiene. Chava Flores era un cronista urbano, un retratista musical o, mejor dicho, caricaturista. Su uso del lenguaje tiene la virtud de que, sin dejar de ser coloquial y auténtico, reúne cualidades sonoras por su original uso de versos y rimas. Chava era también un experto en "albures", el juego verbal favorito de los defeños, surgido a mediados del siglo pasado y muy representativo del México más popular:

Yo soy el chico temido
de la vecindad
soy el pelón encajoso
que te hace llorar.
Me llamo José Boquitas
de la Corona y del Real
yo soy del barrio el carita,
las chicas, los chicos
me dan mi lugar.

(El  chico temido de la vecindad, fragmento)


Otro tema recurrente en las canciones de Chava Flores era el de la economía de la clase media baja, caracterizada siempre por el desempleo, el subempleo y las deudas:

Mira Bartola,
ahí te dejo esos dos pesos,
pagas la renta,
el teléjono y la luz;
de lo que sobre,
coges de ai para tu gasto,
guárdame el resto
para echarme mi alipuz.

(Peso sobre peso, fragmento)


Desde luego que la muerte no escapa al humor. Los mexicanos, ya se sabe, tenemos mucho miedo a la muerte, quizá por eso nos reímos constantemente de ella. La irreverencia como mecanismo de defensa.  Así, Chava Flores hacía lo propio en canciones como ésta:

Cuando vivía el infeliz: ¡ya que se muera!
y hoy que ya está en el veliz: ¡Qué bueno era!
Sin embargo se veló, y el rosario se rezó
y una voz en el silencio interrumpió:
-Ya pasa la botella, no te quedes con ella!
Y la botella tuvo el final de Cleto:
¡Murió, murió, murió!

(Cerró sus ojitos Cleto, fragmento)


Chava Flores tuvo varios motes: El compositor festivo de México, El folclorista urbano o El cronista musical de la Ciudad de México. Sin embargo, él prefería que lo llamaran Hacedor de canciones. Yo hoy lo llamo Juglar. Seguramente a él dicho término le parecería antipatiquísimo y pedante, pero bueno, así lo homenajeo y de paso hago que se revuelva en su tumba. junto con el buen Cleto.


2.3.10

Frank Zappa and The Mothers of Invention - We're Only In It For The Money (1968)

"First I'll buy some beads, and then a leather band to go around my head; some feathers and bells and a book of Indian lore. I will ask the Chamber of Commerce how to get to Haight Street, and smoke an awful lot of dope. I will wander around barefoot. I will have a psychedelic gleam in my eye at all times. I will love everyone; I will love the police as they kick the shit out of me on the street. I will sleep ... I will, I will go to a house. That's, that's what I'll do; I will go to a house where there's a rock'n'roll band, 'cause the groups all live together, and I will join a rock'n'roll band. I will be their road manager, and I will stay there with them. And I will get the crabs, but I won't care." (Fragmento de: Who Needs The Peace Corps)

¿Cuál sería el objetivo de Frank Zappa y su grupo The Mothers of Invention cuando grabaron We're Only In It For The Money en 1968? ¿Trataban de responder mordazmente a The Beatles, quienes acababan de publicar el que para muchos es su obra maestra: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band? ¿Era éste el golpe satírico definitivo que el grupo había estado buscando ya desde sus dos obras anteriores: Freak Out! (1966) y Absolutely Free (1967)? Después de todo, tanto sus dos predecesores, como We’re Only In It... tenían evidentemente algo en común: el desdén expresado mediante un humor punzante y sardónico dirigido al establishment socio-político y a la floreciente  generación hippie. Las respuestas pueden variar, los hechos están ahí para ser interpretados. Lo que es una certeza es que muchos consideran este álbum como el mejor de los más de 60 que, entre Zappa y The Mothers of Invention, llegaron a publicar.

Inmediatamente después de entender bien la impronta del título del álbum, lo primero que habría que revisar para tratar de responder las preguntas iniciales, es la portada del mismo. En ella aparecen los integrantes de la banda travestidos y reunidos alrededor de un bombo donde se puede leer el título del álbum. Frente a ellos un montón de frutas y vegetales (sandías, zanahórias, fresas, etc.) en un rectángulo de cultivo, conforman la palabra “Mothers”. Detrás de ellos hay un collage de celebridades. Un cielo oscuro y relampagueante sustituye el celeste de Sgt. Pepper’s...  Pero el guiño intertextual no acaba ahí: a diferencia de la contraportada del álbum del cuarteto de Liverpool, donde Paul McCartney es el único de los 4 integrantes que da la espalda a la cámara, la de We’re Only In It... muestra una foto del grupo en un fondo rojo, nuevamente con todos los integrantes travestidos y dando la espalda a la cámara, excepto uno de ellos cuya función es mostrar una hoja arrugada de papel estraza.

Resulta muy forzado hacer una comparación canción por canción entre Sgt. Pepper’s… y We’re Only In It... No obstante, es relativamente sencillo encontrar huellas paródicas en canciones como “What’s the ugliest part of your body?” en la que se puede percibir con claridad un eco del timbre suave y melodioso de John Lennon. Asimismo, el cuarto track del álbum titulado “Mom & Dad” deja ver una intención tanto musical como vocal similar a la de The Doors, otro infalible ícono del hippismo. Sin embargo, más allá de una respuesta directa a The Beatles, me parece que We're Only In It For The Money es, en su totalidad, más una crítica a todo el contexto del movimiento Flower Power (constantemente aludido en el álbum como Flower Punk) del cual Sgt. Pepper’s... fue, por supuesto, uno de sus símbolos más representativos.

En la musicalización de We're Only In It For The Money algunos instrumentos y la mayoría de los sonidos vocales fueron manipulados de tal forma que producen texturas raras y caricaturescas. Casi todos los tracks son breves y se entrelazan mediante fragmentos musicales editados y conversaciones que interrumpen consistentemente la continuidad. Todo lo anterior no impide que la composición musical sea sólida y elaborada. En fin, la lista de momentos brillantes es larga. El disco, tal como sucede con la mayoría de los discos de Zappa, no se abarca en su complejidad sino hasta después de escucharlo algunas veces de principio a fin.

Hay una especie de poder mágico que sale de la música de Zappa y que es difícil de explicar. Personalmente no me canso de escuchar las melodías entrecortadas –algunas aparentemente disarmónicas-, los diálogos bizarros, los monólogos improvisados... en fin todo ese abanico de opciones cargadas de un humor corrosivo y que terminan pareciéndome absurdamente perfectas a pesar de haberlas escuchado decenas de veces!
  
Para entender a Frank Zappa hay que prestarse a la experiencia de escucharlo detenidamente. Como algunas otras obras clásicas, las de Zappa requieren cierto grado de compromiso y otro tanto de concentración. Luego ya todo se vuelve diversión.

Dedicado a los dos Renatos Solís 
con quienes he compartido. en términos generales,
la pasión por la música y, en términos particulares,
la fuerte admiración por Frank Zappa